Los trastornos de personalidad en jóvenes son un tema crítico que requiere nuestra atención y comprensión profunda. Aunque todos poseemos una personalidad que guía cómo interactuamos con el mundo y con quienes nos rodean, cuando ciertos rasgos de personalidad se vuelven rígidos, inflexibles y se desvían significativamente de lo que la sociedad considera normal, pueden surgir trastornos de personalidad. Estos trastornos son especialmente prevalentes y perturbadores durante la juventud, una etapa ya de por sí marcada por cambios significativos y desafíos emocionales.

Un trastorno de personalidad se caracteriza por patrones de comportamiento, pensamiento y emociones que son inflexibles y que causan un malestar significativo o dificultades en el funcionamiento diario del joven. Estos trastornos no son meramente “fases” de rebeldía o comportamientos típicos de la adolescencia, sino que representan problemas más profundos y persistentes que pueden tener un impacto duradero en la vida del joven.

El desarrollo de un trastorno de personalidad es el resultado de una compleja interacción de factores de riesgo, que incluyen:

  • Factores Genéticos y Hereditarios: La predisposición genética juega un papel importante en la aparición de trastornos de personalidad, aunque no es el único factor determinante.
  • Experiencias Adversas en la Infancia: Traumas infantiles, como el abuso o la negligencia, pueden ser desencadenantes clave.
  • Victimización por Parte de Compañeros: El acoso escolar y otras formas de victimización pueden agravar las vulnerabilidades emocionales.
  • Desorganización del Apego: Relaciones tempranas inseguras con los cuidadores pueden influir en la formación de patrones de personalidad disfuncionales.

El diagnóstico de un trastorno de personalidad en jóvenes puede ser complicado. Si bien es posible diagnosticar estos trastornos en adolescentes, en algunos casos, cuando los síntomas son graves, pero no cumplen completamente con los criterios diagnósticos formales, se utiliza el término “trastorno de personalidad emergente”. Este término reconoce las graves dificultades que el joven está experimentando, incluso si no encaja perfectamente en una categoría diagnóstica establecida.

Apoyar a un joven con un trastorno de personalidad emergente requiere un enfoque colaborativo y empático. Aquí te presentamos algunas estrategias clave que pueden marcar la diferencia:

  1. Responder con Compasión: Es fundamental abordar a estos jóvenes con un enfoque comprensivo. Reconocer su dolor y su lucha es el primer paso hacia un apoyo efectivo.
  2. Comunicación Honesta y Transparente: Hablar abiertamente con los jóvenes sobre lo que están experimentando y alentarlos a buscar ayuda profesional es vital. Involucrar al joven en la toma de decisiones sobre su tratamiento puede empoderarlos y reducir su sensación de impotencia.
  3. Establecer Planes de Apoyo Personalizados: Es crucial que los jóvenes tengan un plan de apoyo que contemple lo que deben hacer cuando están estresados o se sienten abrumados. Esto incluye mantener las rutinas simples y asegurarse de que haya estrategias para manejar el estrés en su vida diaria.
  4. Enfocarse en las Fortalezas del Estudiante: Identificar y construir sobre las fortalezas del joven es esencial. Celebrar los aspectos positivos de su vida y asegurarse de que estén presentes de manera constante puede ayudar a contrarrestar los aspectos más difíciles del trastorno.
  5. Crear un Entorno Tranquilo y No Reactivo: Los jóvenes con trastornos de personalidad a menudo experimentan emociones intensas. Proporcionar un ambiente calmado y modelar la calma en situaciones de alta tensión puede ayudar a reducir su reactividad emocional.
  6. Promover la Integración Social y la Seguridad: Fomentar la conexión del joven con sus compañeros y la comunidad es esencial. Asegurar que tengan un entorno seguro cuando se sienten abrumados es crucial para su bienestar emocional.
  7. Mantener un Enfoque de Apoyo Continuo: Abordar actitudes negativas que puedan surgir en otros y mantener un enfoque de apoyo constante es vital para ayudar al joven a navegar sus desafíos.

Los profesionales de la salud mental juegan un papel fundamental en la vida de los jóvenes con trastornos de personalidad. Es importante que estos profesionales:

  • Eviten la Estigmatización: Los comportamientos de estos jóvenes, aunque a veces malinterpretados como manipuladores o problemáticos, son en realidad expresiones de un profundo dolor. Es esencial no etiquetar ni juzgar, sino escuchar y comprender.
  • Proporcionen Tratamientos Eficaces: Existen tratamientos psicológicos específicos que han demostrado ser eficaces para reducir los síntomas y mejorar el funcionamiento diario de los jóvenes con trastornos de personalidad. El acceso a estos tratamientos puede ser un factor decisivo en la recuperación del joven.

Para mejorar la calidad de vida de los jóvenes con trastornos de personalidad, es fundamental fomentar una cultura de comprensión y apoyo. Esto no solo les ayudará a superar sus desafíos, sino que también contribuirá a que encuentren su camino en un mundo que a menudo les resulta abrumador.

Nuestro papel como sociedad y como profesionales es crucial para guiar a estos jóvenes hacia un futuro mejor, ofreciéndoles el apoyo y los recursos que necesitan. Al hacerlo, no solo transformamos sus vidas, sino que también construimos una comunidad más empática y solidaria para todos.

 


Información recabada de Project Air Strategy (https://www.uow.edu.au/project-air/), un proyecto que trabaja con personas con experiencia en trastorno de personalidad y cuidadores que apoyan a estas personas. Los recursos se desarrollaron a través de un diseño colaborativo y consultas con personas con diagnóstico de TLP.