Un llamamiento a los familiares y cuidadores sobre la importancia de cuidarse a uno mismo


En el camino de la vida, muchas veces te encuentras ayudando a los demás, ofreciéndoles tu mano y tu apoyo. Como personas genuinamente bondadosas, es comprensible que queramos evitar que las personas que nos importan cometan errores. Sin embargo, a veces se puede perder de vista una de las partes más importantes de nuestra propia vida: cuidarnos a nosotros mismos.

De ahí la pregunta que a menudo surge en muchas de las personas que cuidan de otros; “si yo no me cuido a mi mismo, ¿quién lo hace?”

Ser un apoyo incondicional para alguien que lo necesita puede ser agotador, especialmente si estás en una relación cercana con alguien que vive con una disfunción de la personalidad o cualquier otro problema de salud mental. En estos momentos, es esencial recordar que tu bienestar también importa y que cuidar de ti mismo no solo te beneficia a ti, sino que también mejora la calidad del apoyo que puedes brindar a los demás.

Cuando una persona está en una crisis, es posible que tengas que estar “de servicio” y brindarle apoyo las 24 horas. Aunque esto puede ser necesario, una vez que la crisis haya pasado y las cosas se hayan calmado, es importante dar un paso atrás y no estar constantemente disponible. Este es el momento perfecto para atender tus propias necesidades de salud social, emocional, física y mental. Aunque puedas sentirte culpable por tomar este tiempo para ti, es crucial recordar que cuidarte también enseña a la persona que te importa cómo puede cuidarse mejor a sí misma.

Para encontrar un equilibrio entre tus propias demandas diarias y tu papel de cuidador, hay varias estrategias que puedes adoptar, algunas de las cuales pueden resultar más sencillas y otras más complejas:

Apunta al equilibrio en tu vida

  • Pasa tiempo con otros familiares y amigos: Rodéate de personas que te apoyen y te hagan sentir bien.
  • Mantén pasatiempos e intereses: No abandones las actividades que te resultan agradables, satisfactorias o interesantes.
  • Cultiva tu espiritualidad: Esto puede incluir pasar tiempo en la naturaleza, practicar la meditación o cualquier otra actividad que te nutra.
  • Consume alimentos saludables y nutritivos: Tu cuerpo necesita estar en su mejor estado para que puedas enfrentar los desafíos diarios.
  • Bebe suficiente agua: Asegúrate de hidratarte correctamente, al menos 2 litros al día.
  • Haz ejercicio regularmente: Mantente activo para mejorar tu salud física y mental.
  • Duerme lo suficiente: Intenta dormir entre 6 y 9 horas cada noche para sentirte renovado.

Atiende tus propias emociones

Los problemas de una persona pueden afectar a muchos miembros de la familia, incluyendo padres, cónyuges, hijos o hermanos. Esto puede generar una amplia gama de emociones como la culpa (¿Dónde me equivoqué? ¿Hice algo para causar esto?), la vergüenza y el estigma (¿Qué pensarán otras personas? ¿Con quién puedo hablar?), miedos (¿Qué le pasará a la persona en el futuro?), frustración y enfado contigo mismo o con la persona que te importa, o incluso dolor (por ser malentendido o por las pérdidas dentro de tu propia vida o la de la otra persona). No estás solo en estos sentimientos y, a menudo, puede ser útil reconocerlos de varias maneras:

  • Habla con un amigo u otro miembro de la familia: Asegúrate de que no estén demasiado involucrados en la situación para obtener una perspectiva objetiva.
  • Escribe o lleva un diario de tus sentimientos: Esta actividad puede proporcionarte un alivio muy necesario.
  • Busca blogs y foros en línea: Hay muchos sitios web que ofrecen espacios donde puedes hablar con otras personas que atraviesan problemas similares.
  • Únete a un grupo de apoyo o asociación de familiares: Reúnete con personas que entiendan por lo que estás pasando.
  • Busca apoyo profesional: Contacta a un profesional de la salud para ti mismo; hablar con tu médico en primera instancia puede ser útil.
  • Infórmate sobre los trastornos de la personalidad: Pregunta a un profesional de la salud sobre fuentes confiables de información.
  • Crea un plan de acción para tiempos de crisis: Siempre que sea posible, involucra a la persona que te importa en la planificación de esto.
  • Comunícate con el personal médico: Aunque no puedan brindarte toda la información que quisieras saber debido a la confidencialidad, pueden ofrecerte un nivel básico de información y dirigirte a recursos útiles para tu papel de apoyo.
  • Ten en cuenta los servicios de emergencia: Familiarízate con los recursos que ofrece tu servicio de salud mental local, incluyendo ambulancias y el papel de la policía.
  • Ten a mano números de teléfono e información de emergencia: Así podrás acceder fácilmente a ellos cuando sea necesario.

En última instancia, recuerda que cuidarte a ti mismo cuando tienes a tu cargo a otras personas, lejos de ser egoísta, es un acto de amor propio y un pilar esencial para brindar ese apoyo. Es importante también concienciarte de que podrás encontrar personas que te acompañen en este camino que a veces puede resultar muy solitario.  También resulta crucial entender que tu bienestar es tan importante como el de las personas a las que cuidas. Tómate el tiempo necesario para reponer tus fuerzas, respirar y recordar que mereces la misma amabilidad y atención que ofreces a los demás. Al hacerlo, no solo fortaleces tus propias capacidades, sino que también inspiras a aquellos a tu alrededor a encontrar el equilibrio en sus propias vidas.


Información recabada de Project Air Strategy (https://www.uow.edu.au/project-air/), un proyecto que trabaja con personas con experiencia en trastorno de personalidad y cuidadores que apoyan a estas personas. Los recursos se desarrollaron a través de un diseño colaborativo y consultas con personas con diagnóstico de TLP.