Los jóvenes con necesidades complejas de salud mental representan un desafío significativo para los profesionales de la salud debido a la multifacética naturaleza de sus condiciones. Uno de los diagnósticos que más resalta en esta población es el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), un trastorno caracterizado por inestabilidad emocional, dificultades en las relaciones interpersonales, autoimagen distorsionada y patrones de comportamiento impulsivo.

A la hora de abordar las necesidades de salud mental de los jóvenes con condiciones complejas, es fundamental que los profesionales de la salud mental adopten un enfoque cuidadoso y reflexivo. Responder de manera adecuada a estos jóvenes no solo implica tener conocimiento sobre los trastornos que presentan, como el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), sino también comprender profundamente su contexto, sus desafíos únicos y las dinámicas emocionales que influyen en su comportamiento. En este sentido, proporcionar respuestas adecuadas requiere una combinación de habilidades clínicas, empatía genuina, y estrategias adaptativas que se ajusten a las características individuales de cada joven.

A continuación, se ofrecen algunos consejos clave para responder de manera efectiva a los jóvenes con necesidades complejas de salud mental, garantizando que el enfoque sea siempre integral, respetuoso y centrado en el individuo:

 

El joven puede llegar a estar muy estresado o ansiosos por la gente con la que tienen una relación que se acaba. Pueden parecer pegajosos o muy necesitados en las relaciones, y experimentar relaciones intensas con otros.

Consejo: Reconocer que la persona es vulnerable e inseguro, y pensar en formas de ayudarles a sentirse seguros incluso cuando las relaciones y el ambiente están cambiando. Acepta que la persona reaccionará con mayor temor o ansiedad ante el cambio y tratar de calmar y ayudarles a manejar estos sentimientos.

El joven puede mostrar un patrón de relaciones emocionalmente intensas con los demás. Estas pueden incluir cambios rápidos entre extremos en la emoción y ver a los demás como “todo bueno” o “todo malo”.

Consejo: Reconocer la necesidad de apego, pero también el miedo a las relaciones. Intenta ser tan consistente como sea posible a pesar de las dificultades de la persona en relación con usted y otros de manera consistente.

El joven puede tener dificultades para identificar quién es o dónde encaja en el mundo. Ellos puede parecer que se “prueban” diferentes identidades, su identidad puede cambiar con frecuencia para reflejar a las personas de su alrededor, o pueden expresar que no sabe quiénes son.

Consejo: Ayude a la persona a entenderse a sí misma discutiendo sus preferencias, gustos y disgustos. Permita que le de tiempo para experimentar los eventos y luego pidele que recuerde su experiencia. Los bloques de construcción del yo se forman a través de una sucesión de reflexiones sobre las experiencias y preferencias, y sentirse aceptado por otros.

El joven puede participar impulsivamente en múltiples actividades de riesgo que pueden ser perjudiciales o hacer que el joven sienta culpa, ira, tristeza o la vergüenza, como el uso de drogas y alcohol, arriesgados comportamientos sexuales, atracones, o peligros en la conducción.

Sugerencia: Note el contexto en el que la conducción impulsiva o demás comportamientos arriesgados, y trabajar en la prevención para que la persona es menos probable que se encuentre en lugares o con personas que hacen más difícil para ellos mantener la calma.

El joven puede expresar su deseo de lastimar o acabar con su vida, tomar medidas para terminar con su vida, o puede herirse intencionalmente con comportamientos como el corte, arañando, quemando o golpeando.

Consejo: Responde con compasión. Intente comprender los sentimientos y pensamientos de la persona, y promueve la seguridad como primera prioridad. Recuérdale a la persona que estos sentimientos tienen una solución, esperanza y razones para vivir. Intenta trabajar con la persona para buscar esas razones para vivir y reforzar lo que valora. Reforzar las necesidades básicas de alimentación, descanso y conexión con otros.