Tanto los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) como el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) cursan con sintomatología depresiva, sentimiento de desesperanza y vacío por lo que hay una alta tasa de autolesiones y conductas suicidas en personas que sufren estas patologías. Por lo que si existe comorbilidad entre ambos trastornos, la prevalencia de autolesiones y conductas suicidas es mayor.

Además, los comportamientos impulsivos propios de los TCA como son las purgas, los atracones o la restricción, son conductas autodestructivas, es decir, conductas autolesivas que también se dan en el Trastorno Límite de la Personalidad (Staycer, 2017).

Con respecto a las autolesiones en TCA, estas conductas se dan a lo largo del desarrollo del trastorno y se alternan dos tipos de conductas: las prácticas contra el cuerpo que son las conductas de anorexia y bulimia y, prácticas externas, que son lesiones en la piel. Además, la gravedad de la evolución de la comorbilidad es mayor cuando se dan primero las autolesiones y se evoluciona hacia un TCA que al contrario.

En relación con las autolesiones y el TLP, los factores que aumentan la aparición de las autolesiones son la falta de identidad, la baja autoestima, la inestabilidad emocional, los vínculos de apego desorganizado, el consumo de sustancias y el sentirse incomprendidos. Todo ello aumenta el riesgo de autolesiones en una persona con TLP, por lo que el 70% de adolescentes con Trastorno Límite de la Personalidad se han lesionado (Sánchez-Sánchez, 2018).

Es importante saber que muchas personas se autolesionan para aliviar su tensión interna y no con el fin de quitarse la vida (Lipovetzky, 2013). Ya que las autolesiones pueden tener o no intención suicida y se distinguen por la frecuencia, letalidad e intencionalidad. Cuando hay intención suicida se tiene en cuenta si la ideación suicida aparece por un corto periodo de tiempo o si es permanente e incluso si hay un plan elaborado de cómo se quitaría la vida. Por otro lado, cuando hablamos de autolesión sin intención suicida puede ser directa, cuando hay un daño físico voluntario o,  indirecta cuando se produce un daño físico o psicológico pero no se realizan realmente con esa intención, son conductas autodestructivas o poco saludables.

Por otra parte, la conducta de autolesionarse puede tener distintas funciones como regularse emocionalmente para obtener un alivio momentáneo y breve, lo que se ha comentado del tipo de autolesiones más comunes en TLP-TCA. Y pueden tener también otras funciones como autocastigarse; ejercer influencia o controlar a otros; evitar la disociación; buscar sensaciones fuertes y buscar sentido a la vida o evitar el suicidio y calmar un dolor muy fuerte y no terminar quitándose la vida.

Por último, decir que si conocemos a alguien que se autolesione o tenga pensamientos de querer quitarse la vida, le preguntemos qué es lo que le ha ocurrido para llegar a hacerse daño o querer quitarse la vida; le escuchamos y validamos su sufrimiento y le recomendamos pedir ayuda psicológica a un profesional.


REFERENCIAS

Texto escrito por :
Sofia Bolado
Master en Psicología General Sanitaria